¿Por qué los patos no hacen eco?
La idea de que "los patos no hagan eco" es tan solo un mito. Pero todo mito tiene su base real...
La creencia de que el graznido de este ave no produce eco estaba tan extendida y arraigada, que el inglés Trevor Cox -especialista en eco del Centro de Investigación Acústica de la Universidad de Salford- deció en 2003 realizar un estudio completo sobre el caso. Seleccionó un pato con un graznido claro y lo introdujo en una sala experimental que multiplicara el eco exageradamente; el pato dijo: "¡Cuack!" y al momento se escuchó un débil y distorsinado "¡Cuack!". Trevor Cox había, por fin, desvelado el gran misterio del eco y el pato: sí hace eco.
Eufórico con su descubrimiento, llevó al pato a una sala de conciertos; el pato volvió a cumplir con su cometido soltando un claro y potente ¡Cuack! pero, para frustración de Cox, no se obtuvo más que un leve... nada.
Ningún tipo de eco se hizo suficientemente patente como para advertir que fuera del pato. Seguro de que el ave no podía seleccionar dónde hacer eco y dónde no, el incansable profesor Trevor condujo al pato hasta su ordenador y le hizo graznar de nuevo directamente al micrófono. Así, descubrió que las frecuencias que componen el enigmático "cuack" no son mágicas sino que simplemente resultan difícilmente perceptibles por el oído humano.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario