Los griegos antiguos no siempre estuvieron muy seguros respecto a la dirección que debían de ser escritas las líneas. Al principio utilizaron renglones que se leían alternadamente de derecha a izquierda y luego de izquierda a derecha. A partir del año 500 aC, adoptaron lo que hoy es practica común entre nosotros, la costumbre de leer y escribir de izquierda a derecha.
El árabe y el hebreo se leen en dirección contraria a la nuestra.
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